y aun así deseo

q train
Q Train, Nigel Van Weick (1990)

dos litros de agua correr hasta la ducha nombrar el glaciar de mi voz. comer lo mismo tres días seguidos es decir comer tres días seguidos y querer del viento el vello. querer del viento el vello y salir de noche y salir de noche a mirar a las muchachas a los ojos (unos ojos no del todo verdes como las hojas secas de las parras). arrancar las parras y llorar por las parras y querer de la naturaleza una ofensiva. los dedos de la tierra o los dedos de una fábula o mis dedos la humedad dos litros (se queda en los labios es una gota de miel). visitar la calle no elegir la ropa y morir de frío pero colocar la boca en las alcantarillas aspirar el vapor la sangre de quienes viven     aquí     de la naturaleza una mirada. mirar

un hombro recortado en la ventana de la tarde o besar un diafragma en la ventana de la tarde mentirle a la ventana de la tarde no saldremos de aquí con vida. en el último momento escucharte. cerrar los ojos lo oscuro es tu cabeza los destellos los fuegos artificiales son la sima que te nombra. y nombrarte y nombrarte y nombrarte. nombrarte no encontrar pero recoger el pelo con el pelo la ciudad con la ciudad a mí (estrellas del cabello: la vida es más fácil si las saco). chocolate flores hinchazones     un portal recién fregado en el que marcas tus huellas hasta mi puerta dos litros de agua correr     hasta mí. esquivar la palabra sexo jugar a los obstáculos pero sí también el río en el que hay un pez en el que el pez busca aros en las rocas me oyes lo entiendes? o algo mucho más profundo o algo que esté más allá de los cercos

de los dedos en la arena nombrar el glaciar del verano. nombrar la ofensiva de la naturaleza las estrías (me marca el tiempo. soy un reloj sin agujas) y el brillo de los ojos: brillar en los ojos como las farolas o algo más sí siempre algo más hallar en la vida siempre algo más. y nombrarlo. hacer un escondite en el que no quepa nadie o amar un cuerpo o dos o tres o cinco. conocer un cuerpo. conocer las marcas secretas del cuerpo (mira esta cicatriz la conseguí en el muelle qué tenía en la cabeza). comprender el cuerpo. ordenar el mensaje. y nombrarlo. y aun así

deseo.

y aun así deseo. por ello hablaré hasta arder como un gato torturado como un gato

torturado.

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Summer interior, Edward Hopper (1909)

y no naciste/un pueblo de árboles/extrajo tu frente/de mi corazón/y mi corazón extrajo/sístole diástole miseria/diez lunas se ciñeron a mi sangre/diez lunas convertidas en/ojos medicinales/ojos cerrados ojos/cerrados a mi ropa/y tú pequeña/por no decir/raquítica/por no decir/un hueso/por no decir/que yo tampoco nací/yo tampoco/salí de la tierra/¿soy/de verdad/la pasajera/del desagüe?/y no naciste/tomamos píldoras y después/en el parque/vimos caer bombas de pimienta y de/raíces/y diez lunas de sangre y flores rojas en/los bancos

querría que fuéramos/ovillos en la espalda/pero solo estamos/solo estamos/sucias/el canto de las máquinas/un pueblo de árboles/silencio/tú no debes/existir

ítaca pero

manray
Man Ray

cuando estoy sola. te levanto. cuando. estoy sola. te levanto. débil plano. débil. muralla. cueva y los agujeros. de las orejas. cueva inscrita en. la curva de la corva de mi débil pe. cho. cuando estoy sola. te acumulo. es decir. te proceso. y herramientas y discos rayados. viejos discos rayados de los smiths y de. phoenix. o algo así. una banda francesa que escucho. cuando. estoy sola. y te levanto. y te levanto. y te propongo. juegos. que se juegan con la lengua. que se juegan. con. los. músculos. y el brillo grisáceo de los huesos. de los huesos que se pudren. como calabazas. como peces. como ojos. cuando estoy. sola. te levanto. nadie puede mirarme. ni puede encontrar la balsa. sobre la que navego. los lunes. los martes. y los viernes. sobre la que navego como. si ítaca. es decir. si ítaca. no fuera un balbuceo. una niña tartamuda. y habladora. quería contar lo que pensaba. en el coche. en la balsa. al regresar cuando mis padres se miraban y. todavía se querían. pero. cuando estoy sola. te levanto. y todavía. te quiero. como calabazas. como peces. te hago. piedra a piedra. step. by. step. no existes y yo. te existo. o sea. te visto. es decir. juego contigo a la nada y después con la nada. juego a ti.

y jugar a ti es. ponerme los zapatos en los dedos. un zapato por dedo. respirar en el centro de. las escaleras. mirarme. mirarme es jugar a ti. en distintas posturas y con distintos colores y cuando estoy sola. cuando. estoy sola. cuándo. estoy sola. qué es estar sola pregunto como una. calabaza. como un. pez. muro. muro del subsuelo. muro del subcuerpo. muro del subagujerodemibocatartamuda. y sé. y sé. que salir a la calle. y mirar las figuras. y levantarte. tendrá la forma de las plumas. de las sábanas ásperas. del juego. ¿la oca? obsesionada con el ensayo de tabucchi. obsesionada. otra vez. cuando estoy sola. me obsesiono. y te levanto. edificio pulido con espaldas. edificio erosionado con. estar. sola.

ítaca. jugar en ítaca. construir un parque de ocio en ítaca. vallarlo. levantar un muro. levantar. los muros. de piedra. cuando estoy sola quiero. que la isla sea mía. mía. y para mí. creciendo los árboles y haciendo. huevos. y un barco perverso. un barco glorioso. un barco. hacia mí. discos rayados tartamudos.

cuando estoy sola. y me buscan barcos. te levanto. te levanto. juego y. nunca dejo entrar.

Tránsito en un pozo

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Tránsito en espiral, Remedios Varo (1962)

Dicen que está encorvada en el fondo del pozo. Que a una hora exacta le roza los labios un rayo de luz, pero nada más. Nada más. Nunca. Ha conseguido, dicen, que el cuerpo perdure y que el cuerpo funcione sin necesidad de agua. El agua se crea con las lágrimas. El agua nace de las lágrimas. La prueba es, dicen, que brota a chorros y se dispara a las paredes y sale por un conducto situado en la sombra sur del amplio pozo. La prueba es, dicen, que nadie le da de beber. Hay un cuerpo y hay tierra: hay un cuerpo encorvado y hay tierra que cobra la forma de los estómagos. Una digestión, dicen, milenaria. ¿Cómo mide el tiempo? ¿Cómo sabe que la llaman vieja? ¿Cómo conoce los ojos de los otros y las leyendas de los otros y los dedos veloces de los otros? Los otros que beben lágrimas. Los otros que sorben saliva. Los otros y el mensaje que, dicen, se equivoca.

Dicen que respira. Dicen que hay sangre y vitaminas y una selectiva alimentación geológica. Quiero decir que come piedras. Quiero decir, en contradicción a todo, que no come. Que le hace falta un segundo para morderse el brazo y marcar los dientes. Y en el pozo hay, he oído, muchos segundos. ¿Cómo mide el tiempo? Mordiscos. Tiempo. Y silencio. El silencio encorvado en el fondo del pozo. El silencio dando vueltas, dejando un camino a su paso. La baba de los caracoles. La baba del silencio. Es pegajosa y dura y aplasta el rayo de luz que le roza los labios. Sin esa luz se moriría. Sin esa luz dejaría de haber lágrimas y dejaría de haber agua para la sucia ciudad en ruinas. Sucia ciudad en ruinas. Por eso introducen un tubo. Por eso el tubo lleva conexiones. Por eso implantan un ruido a una hora exacta: no saben si es un gato, si es el motor de un coche, si es el chapoteo de unos dedos dentro de un hueco cerrado.

¿Quién sabe, dicen, quién sabe? ¿A quién le importa saber? Dicen que vivirá. Dicen que ya ha vivido. Mucho más que otros. Pero no hay ninguna herida y no hay ningún cardenal y no hay ninguna estrella contaminada entre las cejas.

Calidad de vida: ninguna estrella contaminada entre las cejas.

La conocí. Recorrió mi cuerpo. Fui un pozo. Fui un pozo hace tiempo. ¿Cómo medir el tiempo? A través de los ojos de los pozos. Se hizo amiga de mis dedos: comían avellanas, tomaban café en el patio, buscaban insectos y les hacían cosquillas. Yo solía creer que las avellanas eran el símbolo del amor, pero (dicen) me enseñó lo contrario. Iba con mis dedos a la fuente, mordisqueaba frutos secos, me miraba con asco. Ensayaba mirarme con asco. Quería aprender a mirarme con asco. Aprender como un camino y aprender como una sujeción: si había asco por el pozo, si había asco por el centro del pozo mientras le hacía ventanas con el filo de la boca, estaba abierto. Y en un pozo abierto hay rayos de sol que rozan los labios y hay recetas de comida india y hay un sonido de gatos y motores de coches que llevan música.

Sucia ciudad en ruinas. Dicen que la conquistó. La ciudad a ella. Como si la Historia girara los ojos. Como si la Historia se mirara los huecos del cráneo y descubriera un cerebro que se está pudriendo. Reclusión milenaria. La conocí, pero hay un cuerpo delgado y encorvado en el fondo del pozo. Tiene los ojos cerrados y el pelo formado por kilómetros. Y se abriga. Con los labios. Extendiendo los labios alrededor de los hombros. Haciendo una mueca de fantasmas. ¿Habrá fantasmas en los pozos? ¿Habrá viejos papeles de colores amarillos? ¿Habrá canciones mutiladas o uñas deshabitadas en los pozos? ¿Habrá pozos en mis uñas, tal y como dicen? La sucia ciudad en ruinas quiere saberlo. Yo me ahogo. Yo no soy nada a su lado. Es decir: a su lado mi materia se apaga y yo me apago como la materia y la materia se apaga al ritmo de mis ojos asquerosos. Asquerosos, latentes: mis ojos son mi corazón. A su lado utilizo los ojos como corazón y sé que no hay nadie que sepa que hay corazones como ojos y ojos como corazones y por ese lado, dicen, puedo estar tranquila.

Puedo estar tranquila. Nadie me descubre.

La conocí. Quise desagrietar el nudo. Iba a lograrlo (eso dicen, tal vez por su forma de buscar el eco en mis orificios), pero una mañana me puse de pie y ella era pequeña y lloraba y me dijo que no y me pidió la hora y no pudimos descubrir cómo se mide el tiempo. ¿Cómo se mide el tiempo? A través de las muecas de los cuerpos. A través de la calidad de vida. Consistente en abastecer a la ciudad de estanques. Consistente en producir y en ser un milagro y en no necesitar agua para poder llorar. En no necesitar nada para poder llorar. En no necesitar nada, dicen, excepto un pozo. Un invertebrado y profundo pozo.

Y a mí. Sentada en el patio. Con las manos llenas de avellanas.

Yo y mi cuerpo

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Double Portrait, Dora Maar

Decirle al doctor: tengo un esguince de tobillo. Tengo un esguince de tobillo y soñé que me vendaba los ojos y el pelo y el estómago. ¿Es algún fetiche, doctor, soy una degenerada, me pican las palmas de las manos porque soy una degenerada y algo quiere decírmelo y usted, doctor, me conoce? ¿Usted cree que me conoce? Y decirle al doctor: cállese. Y soltar el peso del cuerpo y decir yo y mi cuerpo, yo y mi cuerpo. Alterar el orden porque sé que primero el árbol y después las ramas, que primero yo y después los ojos y después las tejas y los dedos que me pican, doctor, me pican los dedos y no puedo rascarme porque tengo un esguince de tobillo, porque soñé que me vendaba, porque soy una degenerada y sé, doctor, lo que desea. Y sé, doctor, lo que piensa. Decirle al doctor: sé lo que piensa. Doctor, ¿usted conoce el miedo? Doctor, ¿usted se pesa por las mañanas y usted no tiene miedo de haber desaparecido o de no pesar nada o de pesar cien kilos y ser una desgracia, doctor, una desgracia? Decirle al doctor: la última vez que me pesé tenía catorce años. Y salieron ochenta y cuatro kilos. Ochenta y cuatro kilos y un desastre natural y una cascada (de vómito, de pieles muertas, del orgullo de mis brazos). La última vez, doctor, era una niña. ¿Es algún fetiche, doctor? Renunciar a ser leve o a ser de hierro o a ser algo porque ochenta y cuatro kilos de materia, ochenta y cuatro kilos de esta cara sucia de ciudad.

Cara sucia de ciudad. Decirle al doctor: cara sucia de ciudad. Yo y mi cuerpo. Si dejé de pesarme y si convertí mi cuerpo en un ojo. En el reflujo de un ojo. Tengo un esguince de tobillo, pero sus cuencas vacías y sus dedos esqueléticos (las ramas, los rabos de gato, mi ventana) y la voz con la que dice tu cuerpo y tú, tu cuerpo y tú. El sol me hace llorar. El sol quiere que llore. Decirle al doctor: llanto. Saldré de aquí convertida en nada, pero juro que iré vendada y que se partirán mis articulaciones y se partirá mi pecho como un cuchillo de plástico (jugaba a cortarme las venas cuando ochenta y cuatro kilos y ochenta y cuatro kilos de materia) y se partirá mi estrella y juro. Juro. Juro. 

A veces como para morirme.

A veces me como el cemento de los ojos de los otros.

A veces yo y mi cuerpo no sabemos cómo, no sabemos cómo y nos encontramos en la cama y hacemos el pino y jugamos a ochenta y cuatro kilos y nos dormimos en una rama pero la rompemos y el suelo y el doctor y soy una crudelísima degenerada. Decirle al doctor: soy una degenerada. ¿Hay cura, doctor, hay cura? ¿Vamos a vendarme y a asfixiarme y a dejar que muera? Que muera, doctor, como todo. ¿Usted sabe morir? ¿Usted sabe que vamos a morir? ¿Usted sabe que quiere salvarme la vida pero que me voy a morir? Y posiblemente cuando me entierren llegaré al centro de la Tierra y arderé en llamas y ya no seré nada. 

Y ya no seré nada. Decirle al doctor: no seré nada. Tengo un esguince de tobillo, pero no seré nada. Ochenta y cuatro kilos o la nada. 

Disparo en un bosque

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Foto: Glass Tears, Man Ray

No sé si quería ir hacia allí No sé si quería bajar a casa o si quería reventar o si quería No sé si puedo contártelo o si haciéndote señas Si haciéndote señas como si jugáramos a las películas y Tengo que contártelo de alguna manera Tengo que poner cara de pez Tengo que poner cara de agujero Tengo que evitar las palabras porque Yo soy un ser de palabra y Si se pudiera sentir algo Si se pudiera sentir por mí algo que no fuera Sintaxis que no fuera Gramática Si se pudiera establecer entre mis miembros Alguna coherencia más allá del significante y la penuria Del significante y la contracción Si me doblo Si me doblo y si No sé si quería ir hacia allí No sé hacia dónde quería ir Si quería ir a algún lugar o si quería reventar o si quería poner el flash Y que se borren mis rasgos Y no tener nariz Y no tener boca y no hablar por la boca y Confundirme con un pantano ciego Confundirme con una enredadera Confundirme con la ruina que asciende como un virus que asciende por tus piernas convirtiéndose en tus piernas No sé si puedo contártelo Aprenderás a andar de nuevo Sabrás salir de aquí Tendrás las rodillas cubiertas de hojas Y de espinas Y no importará entonces No importará si hago un gesto de miedo o un gesto de estrella No importará si cara de alga o cara de disparo Disparo en un bosque Disparo entre tus cejas Disparo a la primera vez que ardiste Sintaxis Gramática No sé si quería ir hacia allí pero Me duele el estómago Me duele el estómago más de lo que puedo contarte y Te crecerán ramas Darás la vuelta Harás el amor Sobornaré a la tierra para que no te talen

Y montaré guardia Y seré un perro Y evitaré las palabras evitaré el fonema No grito no tengo dientes no comprendo cuáles son las medidas de tu vello Quiero aprender a imitar La mueca de los árboles Quiero olvidar mi cara De cemento Quiero dibujar una parcela Un jardín Un purgatorio Quemarlo Quemar Quemar mi obra quemar la ciudad quemar mi casa Vaciar mi casa Vaciar mi cuerpo Órganos vísceras sintaxis Gramática No sé si puedo contártelo Si debo contártelo Si el espasmo de la tierra me permite contártelo Habrá salidas habrá tormentas te enfrentarás a alguna plaga Y todos los bichos Y todas las enfermedades Motas blancas Como la nieve pero crueles y punzantes y tristes Y un pájaro bizco en lo alto Coronándote un pájaro bizco que no sabe cantar que no sabe contar que no sabe terminar con los huecos de la ciencia Que no sabe definirte más allá de esto que no sabe

Me iré cuando graben nombres Con una navaja Fuera de ti

todo eso

baran
Foto: Rachel Baran

igualmente es mentira joaqui decir que en esta habitación hay un cuerpo delgado que el cuerpo delgado se pasa la lengua por los labios que el cuerpo delgado mira hacia el techo como si el techo tuviera joaqui la verdad o una aproximación al color de tu frente cuando andamos por la calle y el cuerpo delgado no quiere hablar de nada ni dejar pasar el tiempo ni pensar que faltan dos semanas para que se me rompa el himen y para que me lleve a la sala de urgencias de mi cama a la sala de urgencias del helado häagen-dazs y las manos curvas y la almohada mojada igualmente es mentira joaqui decir que quedan dos semanas porque en algún momento en algún oscuro momento te habré contado espero haberte contado lo que sucede en mi vida lo que sucede en el cuerpo delgado aunque eso sea mentira aunque nada sea cierto y en esta habitación no haya huesos que se estiran ni leyendas por escenificar mira la verdad es que no sé si has descubierto la odisea en mi mesa de noche no he empezado a leerlo es solo un préstamo de la biblioteca y sé que tal vez si lo abro acabe comiéndomelo acabe tragándomelo de una sola vez como si fuera chocolate o palomitas o el doloroso sabor del dulce de leche

todo eso joaqui

e igualmente es mentira decir que en esta habitación pasan cosas que se inicia algún proceso que hay más que aire porque he empezado a pensar en lo que ocurrió en la cabaña y tengo miedo de decirlo y tengo miedo de mirarte anoche cuando estábamos en el bar las chicas preguntaban por qué no nos dábamos un beso yo no les he contado nada no quiero que sepan que lloré mientras lo hacíamos y sé que si les digo algo sé que si empiezo a hablar voy a acabar dibujando con los dedos la silueta de la primera lágrima voy a terminar aportando pruebas y cruzando puentes y les hablaré de todo lo que siento y de a qué sabía el helado verás joaqui era de chocolate yo odio el helado de chocolate fue lo primero que te expliqué cuando nos conocimos porque querías invitarme a un batido de helado y puse objeciones puse trabas impuse mis ideas pero en la cabaña en la cabaña solo esperé a que terminaras y aguanté tu aliento en la nuca el sonido de tu carne chocando con mi miedo sí aunque no lo creas tenía miedo me asustó que me mordieras me asustó que la tuvieras dura y que quisieras que de verdad quisieras hacerlo conmigo porque

todo eso joaqui

e igualmente es mentira decir que me fui con ana a fumar solo porque me apetecía lo cierto es que quería decírselo lo cierto es que quería preguntarle si fue normal la sensación o si todas las primeras veces dan un poco de asco pero verás joaqui no lo hice porque igualmente es mentira es mentira decirlo todo es mentira no sé cómo lo hice hay algo que sobrevuela la habitación míralo una mosca o una polilla no estoy muy segura quiero volver al tiempo en el que no sabía del todo si las polillas podían volar qué estúpida y qué felicidad comer galletas no tener que compararme con un cuerpo delgado no tener la odisea por leer algo sobrevuela mi cuarto ese algo sale de mí va desde mí hasta el techo las líneas de mi mano o un proyectil en mi muñeca oye joaqui tú alguna vez has pensado en cortarte las venas yo sí lo he pensado y he querido hacerlo y mientras me dabas por detrás se me pasó por la cabeza la imagen de mi bañera ensangrentada y mis brazos con goteras y el momento previo la caricia de la cuchilla el último pensamiento racional también pensé en la cara de mis padres abriendo la puerta preguntándome qué sucede y chocando con la imagen con la lasciva imagen de su hija adolescente muerta muerta muerta para siempre muerta entre sangre yo saliéndome de mí yo brotando de mis brazos como un cerezo en flor o como un bosque cubierto de árboles cada gota un árbol cada gota una cosa nueva

todo eso joaqui

e igualmente es mentira decir que debería llamarte porque tengo el teléfono apagado y ni un solo whatsapp ni un direct ni un messenger no ha habido nada ni una palabra sobre lo sucedido ni siquiera un hilo de voz o una mirada cómplice ayer todo parecía haberse terminado ayer se me desvaneció por los dedos el cuerpo delgado se escapó de mi figura corrió muy lejos a casa de mi tía o al colegio o a algún lugar seguro más allá de este ciclo inmenso del bachillerato o más allá de los ojos de ana encendiéndome el cigarillo y mirándome el cuerpo delgado se ha ido y no sé si vas a querer hacerlo conmigo otra vez no sé si voy a querer otra vez que me beses o que me quites la camiseta ni siquiera me había puesto sujetador viniste a casa a darme algo y salimos al huerto y hace dos semanas era la calle y tu frente y yo llevaba guantes tapada por los guantes mis manos llenas de astillas haciendo presión contra la pared igualmente es mentira joaqui decir cualquier cosa desearía algunos días desearía hoy desearía ser como ana o no ser como nadie o no ser como yo no he estudiado nada para el examen de historia de españa es que tengo un poco de resaca todavía no quiero saber nada no quiero ir a ningún lugar oigo a mamá en la cocina si salgo voy a pensar en lo de cortarme las venas y además en qué habría pasado si se hubiera abierto la puerta de la cabaña de las herramientas y mamá

todo eso joaqui

e igualmente es mentira igual sucede que el sexo es mentira porque llevo desde los trece años haciéndome pajas por las tardes y viendo porno a escondidas y nadie me habló nunca de la suciedad del olor del dolor no pensé que fuera a repetirse no pensé que fueras a terminar tan pronto pero en el fondo sí ya te lo he dicho joaqui quería que te fueras que salieras de mí dejar de preguntarme por qué estaba tan mojada igual sucede que todo es falso que hay una partícula dura una hinchazón en el mundo que nos coge a todos por los codos y está muy bien el buscador y después las manos en las bragas y ese ascenso y parar un poco antes de llegar y parar en seco y después seguir deprisa deprisa como si se fuera la vida por el espacio entre los dedos volver a parar y no hacerlo a tiempo todo eso joaqui todo eso lo veía como la verdad más absoluta la verdad a solas la verdad pura pero la cabaña pero tu ropa interior alzada como un sueño o una pesadilla pero esa expresión en tus ojos mientras te vestías y el bar anoche y por qué no se dan un beso qué les pasa chicos creo joaqui que lo mejor es que lo dejemos porque me siento mal y faltaban dos semanas para que se me rompiera el himen necesito helado necesito silencio necesito estudiar para el examen quiero graduarme quiero salir de aquí quiero fumar tres cigarillos de una vez quiero esperar con los ojos apretados a que te corras

todo eso joaqui

todo eso

Girasoles

original
Juliette Binoche en Tres Colores: Azul

Caótica respira. Caótica respira humo. Caótica se mira en el espejo del baño.

Sobre la pasta de dientes, Caótica. Como una sombra o un agujero. Como el rastro que dejan las tijeras en el papel. Triste, ¿qué sucede?

Triste fuma en la ventana. Triste se estudia las uñas. Triste quiere plantar girasoles. Caótica, plantemos girasoles.

Voy a irme.

Voy a irme antes de que las flores asomen la cabeza.

Antes de que se sequen y tengas que dárselas de comer a los perros. Antes de que te olvides. Antes de que me mires, Triste, como si fuéramos gatos o personajes de una película muda. Antes de que llueva o truene o haga frío y queramos meternos en las mantas. Antes de que quieras que me quede.

Caótica lo sabe. Querrá que se quede.

Triste, voy a irme. ¿Escuchas? Me voy.

Triste mira la calle. Triste quiere saber qué pasa con el niño que está intentando robar la bicicleta. Triste no sabe, pero escucha. Y Triste.

Caótica se acerca al salón. Espalda, pelo que cae. Camiseta corta y piernas y ropa interior que solo ella, solo Caótica conoce. Piensa en el cajón de la mesilla. Piensa en los papeles. En la carpeta de Triste.

Triste dibujó girasoles. Triste dibujó macetas. Triste dibujó los ojos de Caótica, y en el dibujo de Triste parecían tristes. De pestañas largas. De negro, de negro como los ojos de una adolescente. ¿Cuántos años tienes, Caótica? Tengo muchos. Y aquí llevo las uñas negras. Y aquí estoy desnuda, y abro las piernas, y mis pechos son albinos. Triste, este dibujo no lo conocía.

Caótica, ponte así. Dobla la boca. Quítate las gafas. Quiero saber qué hay detrás. Quiero saber, un momento… Sí, saber cómo pintar tu mirada que me mira. Y ese brillito de ahí. Eres de carboncillo.

Caótica se tumba. Caótica en silencio.

Años. Años en esta cama. Soñando con la hierba. Campo verde, campo limpio. Lejos de los edificios. Caótica lo sabe. Yo, en realidad, soy un animal. Y aquí no me quieren. Y aquí no me quiero. Tengo la maleta en el armario. La he llenado de ropa, de ropa que no voy a necesitar. Ni a querer. Yo solo quiero, yo solo quiero…

¿La solución es la muerte?

La solución no es la muerte, pero el niño robó la bicicleta. ¡Mira, robó la bicicleta! No quiero que le pillen. C, que no le pillen. Si plantáramos girasoles, si saliéramos a plantar girasoles. Estoy harta de tanto polvo. De la suciedad y de que no me veas. Estoy acabada. ¿Qué voy a hacer, si estoy acabada? ¿Qué puedo hacer por ti? Mírate.

Cuerpo en la cama. Piernas, puente de piernas. Arco de piernas. Cómo saberlo, mi amor. Si poco a poco te has ido convirtiendo en cemento. Y tienes ventanas. Y hay luces que se encienden y se apagan. Ahí, en tu boca. ¿Cuánto dejaste de tener dieciocho años, Caos? ¿En qué momento quitaron el andamio? Te han pintado, no me enseñaron la paleta de colores y se colgaron de tus orejas y taparon todas tus grietas. Sólida, tan sólida. Y mientras, yo.

Quiero plantar girasoles.

Triste, reconoce que no puedes más conmigo. Que quieres, en el fondo, que coja la puerta. Y que sonría al irme. Que no haya consecuencias, que la casa no me extrañe. Va a crujir. Sin mis manos va a crujir. La casa respirará, como en el libro que odias, y yo no estaré, como en 62. Caótica se limpia la cara con los dedos. Caótica se sienta y esconde la cabeza. Caótica, tercera persona, asco prematuro. ¿Cuándo dejé de tener dieciocho años?

Y ahí tu antena rota, rota por alguna tormenta que no he visto. ¿Por qué no la he visto? Tu antena rota. Tu antena rota no recibe mis señales ni mis llamadas ni mis llamas, y por eso no me ves, y por eso no me buscas. Niña, mi niña, ¿lo han habitado todo?

Triste quiere tabaco. Triste emprende acciones. Triste pone música.

Oh, my god, I feel it in the air…

¿Quieres cenar?

Caótica no habla. Caótica se lame la rodilla. Caótica quiere llover o llorar o derretirse.

No cocines. Chino.

Rollitos de primavera y arroz tres delicias y pollo con bambú y setas.

Como cuando me querías.

Triste, en la cocina, busca papeles. Hojas del médico y facturas y bocetos. Bocetos viejos. Que no terminaré jamás, nunca jamás, y que debería tirar, pero si Caótica quiere chino, si ella quiere cenar chino… Qué puedo hacer yo. Quiero plantar girasoles.

Triste llama. Caótica se apaga.

Ven a ver una peli, porfa.

Sofá. Manta (manta, siempre la maldita manta, siempre el tacto maldito en mi maldito cuerpo. En mi maldita piel que ya conoces, que ya conoces tanto). Un segundo sin música y después anuncios, disparos, sexo. Y Tres Colores: Azul.

¿Crees que es para hoy, crees que esto es para hoy? Voy a irme, Triste, y tú ya no me quieres. Me aprieto contra ti. Como cuando me querías. Calor y olor y la crema que te compré en The Body Shop. Adecuado cacao para tus adecuados ojos. ¿Te olvidarás de este olor, Triste? De nuestro olor. Nuestros olores que se mezclan ahora y mis ganas de llorar. Tus ganas de llorar. Antes de que los girasoles se sequen y tengamos que comérnoslos. Antes de que me duerma. Antes de que llegue la cena.

Caótica, ¿cuándo dejaste de tener dieciocho años?

Y te crecieron cables y mesas y fogones. ¿Cuántas personas hay dentro de ti, cuántas de ellas se están mudando ahora? Fumo. Triste fuma. Soy tu chimenea. Sé que te cansarás. Sé que aún crees que estás sobre plano. Sé que no lo sabes. Yo, aunque quiera girasoles, estoy acabada y devastada y hago crac cuando camino (¿lo sabías, mi amor?). Y qué puedo hacer si lo único que me importa es que no se te caiga la pintura, si lo único que yo deseo es que te llenes de vida y que todos quieran entrar en ti y que tú seas, que tú seas, que tú seas. Te cansarás, lo entendrás. Quiero que seas feliz, aunque tenga que dejar de dibujarte.

Mi niña eléctrica.

Mi niña de hormigón.

Mi niña llora. Mi niña está muy mal.

Cuando me querías. Cuando me querías. Cuando hacíamos el amor sin ceremonias. Cuando me besabas en la boca y era todo el cuerpo, era todo mi cuerpo. Cuando no podíamos dormir. Cuando miramos las estrellas desde el coche. Esa noche, Triste. No te importaba mi risa ni mis pecas ni que tuviera siete años menos que tú. Ahora me escupes el mar en la espalda. Y yo solo quiero que, que.

.

Cama. Tele que vocea. Binoche está pasando las manos por el muro. Triste hace zigzag. Triste se estira. Triste coge papel, carboncillo, fuerzas.

¿De verdad quieres que te dibuje ahora?

Sí, ahora mismo.

Manos. Rápidas manos, pequeñas manos. Mecánica. No, esta vez no. No hay mecánica. Quiero y puedo. Vas a llorar otra vez, pero puedo. Te dibujo con trazos gruesos y ahí está tu boca (tu larga boca), y tu pelo (tu eterno pelo), y las marcas de tu frente (todas las constelaciones de tu frente). Y ladrillos, en tus ojos ladrillos. Para que te veas, mi amor, así de entera. Como eres. Como eres ahora, ahora que ya no tienes dieciocho y que ya no. Que ya no.

Triste.

¿Hm?

Triste.

Voy a quitarme el pijama.

Voy a quitarme el pijama muy despacio.

Para que me veas.

Caótica es piel. Caótica aparece poco a poco. Caótica sin pantalones, desabotonando la armadura. Caótica es: piernas, una rodilla mordida, curva de cárcel, ombligo y después miedo y después dos círculos del color del atardecer, dos círculos en la cumbre de. Caótica es vello suave, pies, súplica.

Si no vienes y me tejes y me destejes, si no vienes y me tumbas contra el colchón y me aspiras con urgencia, si no piensas en aquella vez, bajo las estrellas, si no me miras dentro de los ojos, si no me aprietas la boca con tu boca rota, si no me traspasas el humo a la garganta y tu voz a la garganta, si no me haces girarme hacia el sol, si no me muerdes así, así…

Por favor, no te des cuenta todavía.

Déjame mirarte.

¿Qué voy a hacer sin ti? ¿Qué voy a hacer contigo?

Triste lame las paredes. Triste llega a los cimientos.

Caótica se arquea. Caótica solloza.

Timbre. No hay respuesta.

Tranvía

brassai
Foto: Brassaï

pero lo haces: te paras en medio de los raíles del tranvía esperando a que pase, a que pase y a que te arrolle y a que te convierta en un amasijo de carne, de tripas, de nada. te metes de lleno en la vía esperando a que pase el tranvía, mirando hacia un lado, con la convicción ciega de que quedan ocho minutos (benditas paradas, prediciendo la muerte) y lo más seguro es que llegue alguien que te conoce o que no te conoce pero que siente lástima y te saque de ahí, alguien que te arrastre con desesperación por la camiseta porque ni la ciudad ni los ciudadanos se merecen ver tu cuerpo comido por el transporte público. y sí, lo más probable es que nadie antes que tú haya pensado que ocho minutos son demasiado tiempo para querer morir, que caminarás de nuevo hacia el otro lado y cruzarás un río (un río, ¿comprendes?), pero esto que haces no tiene nombre. nadie se atreve a ponerle un nombre porque esto no lo hacen las buenas personas, y solo las buenas personas se atreven a ponerle nombre a lo que hacen porque no tienen que responder ante la señora que te aparta de las vías y te pregunta, mojándote la cara con un perdigón, qué coño estabas haciendo. aunque queden seis minutos, seis exhaustivos minutos que significarían ante los ojos de cualquiera que solo te habías parado para descansar, para tomar el aire. que sabías que faltaba un rato pero que el tranvía iba hacia ti como una máquina de apagar móviles (y cuerpos). ¿habría sido posible, dime, que hubieras esperado seis minutos más? seis minutos entre ti y la nada. seis minutos que gastas ahora sentada en la parada, mirándote las piernas desnudas por debajo de una falda que no, que no, que no te representa. ¿quieres morir? ¿quieres que duela? ¿quieres sentir que quieres morir y que quieres que duela? lo haces, claro que lo haces: ahora contemplas los raíles con tristeza, piensas en todo lo que te han robado la señora y sus perdigones, en todo lo que te ha quitado el mundo porque siempre hay alguien en la calle y siempre hay alguien que te roba la muerte. la muerte, la escupida muerte. y viene el tranvía como un rayo y la pantalla palpita: 1 minuto, 1 minuto, 0 minutos. en este instante tu cuerpo se habría disuelto en pedazos y el chico de la bici, la chica con rastas y la señora de los perdigones te habrían visto por dentro. todo tu interior esparcido bajo los pies minúsculos de las veinte personas que van en los vagones. y si te subes al tranvía vas a sentir cómo surfeas por encima de tu muerte, de tu suicidio cobarde. si te subes todos te van a mirar porque has crecido, te has apartado del final y has crecido hasta pasar por encima de ellos y hasta tener los dedos grandes como farolas. vas a llegar a casa, honey. pero lo haces: no te subes, no te subes. 10 minutos para el próximo tranvía.

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Recreación de ‘El dormitorio de Arlés’ de Van Gogh (Instituto de Arte de Chicago)

«carol, ¿te importaría…?»

(patricia highsmith)

¿has pensado alguna vez, bird, en la connotación? te digo presa y connoto perros. te digo lluvia y connoto sexo. si te hablo de una puerta, justice, ¿qué quiero que sepas? y así es como mi cuerpo se convierte en sales, así es como el filo de tu lengua filosa (en tu afilada boca, water) sabe de mí un agujero. digo dolor y resumo agujero. pero te has tumbado a mirar el cielorraso, la espalda de ti se ha chocado con los muelles para mirar el cielorraso, y sadness, gravity, y las cosas que le dices a tu cigarrillo *que solo es tuyo ahora* surfean la habitación. estantería, alfombra, closet. ah, la ciudad es mi closet, fuera de la ciudad soy la elevación espiritual y soy, siempre, serrín. pero aquí lo he pensado, aquí me he cruzado con everything. ojos, boca, boca que bizquea, te has tumbado a mirar el cielorraso, mi cara baja por las cuerdas del cielorraso y mis uñas acaban en tu reloj. reloj, reloj, ¿dices reloj y connotas miedo? cuando bulle la ciudad, ¿quiere decir cura? city, cómo darte señales de humo a través del cigarrillo, cómo explicarte dentro de este silencio la espuma morada que ha empezado a brotar en mi hígado. alguna vez obtuviste beso y yo quise decir hierro. alguna vez cacé humedad y pensé restos. cosas imprecisas, loud, cosas impalpables como igualmente impalpable eres ahora que has cerrado los ojos como balcones *y no quieres de mí más que aire que connote que estoy viva* lo sé, little girl, algunas veces tuvieron razón las ratas. y entro a un edificio. a través de tus pulmones entro a un edificio. building. to build. to destroy. yo, en realidad, soy un animal (danzo como un gato por la panza de la calle, araño asfalto con las uñas y escribo con la lengua que no quiero comer lentejas). love, estamos desnudas en todas las casas de este bloque, tenemos pelos en las piernas y bostezamos con las bocas grandes como los mares (y queremos decir sí). y entro a un edificio y hago la colada. la tele no habla, la radio tiene hambre *hazme el favor de quitarme la piel de una vez o voy a gritar y querré decir s e x o* tusk, mirror, ¿has pensado alguna vez en la connotación? ¿has pensado alguna vez en mi boca por dentro? quiero decirte cosas, quiero ponerte nombres, no encuentro el mando del televisor. mute, tengo miedo de salir de aquí/y entro a un edificio/quiero decirte estrellas, peces, trenes. que soy una leona, cat. y así es como te hago olas, así es como arrugas los dedos y lo hacemos, hacemos eso que todos connotan *en silencio* ¿sabes, insider, que si callo ganas quiero decir pánico? voy a contártelo, voy a contártelo y pienso repetirlo hasta que te comas todos los cigarrillos. voy a contártelo, eres un cuchillo y voy a contártelo, pero necesito ruedas, vasos, leche. y entro a un edificio, a horcajadas entro a un edificio.